Cuidar de Ti Misma Es Primero

Hace ya varios años completé mi formación como Guardavidas de la Cruz Roja, y siempre recuerdo algo que enfatizó un maestro: al acudir o encontrarnos en una escena de accidente o rescate, lo primero que debemos hacer es evaluar el riesgo y ponernos a salvo, para poder luego ayudar a los demás, porque si intentamos socorrer a alguien en el mar en medio de una tormenta, sin apoyo, sin dar aviso o sin los elementos necesarios, y nos ahogamos, no podremos salvar a nadie. Si intentamos revivir a una persona inconsciente en el medio de una ruta, por ejemplo, podemos ser aplastados. También es una obligación profesional estar en buen estado físico y de rendimiento para la actividad y actualizado permanentemente, así como hacer una tarea preventiva en nuestro ámbito de trabajo y cuidar de los materiales y recursos.

Haciendo un paralelo con esa profesión tan valorable, pienso que las mamás, a cargo de criaturas indefensas e inocentes, debemos tener en cuenta el mismo principio, cuidándonos en todos los aspectos de nuestra vida para poder brindarles lo mejor a nuestros hijos. Por supuesto que esto no es excluyente de las madres, sino que también deberían hacerlo los padres y cualquier persona que no sea padre ni madre, y no solo hacerlo por los demás sino también por uno mismo. Pero yo le dedico a las madres este artículo, como Coach y mamá, desde mi formación y mi experiencia personal.

Para lograr nuestro bienestar, sugiero tener en cuenta 6 dimensiones que lo integran y que deben estar equilibradas. Dichos aspectos son: físico, mental, emocional, energético o espiritual, social y material.

1.- Físico

El cuerpo es la estructura mediante la cual podemos expresarnos, hacer cosas, en definitiva, vivir. Es nuestra casa, vehículo y manifestación de nuestro ser interior. 

Para lograr el bienestar físico, debemos atender sus tres necesidades principales: de alimentación, incluyendo la hidratación, de ejercicio y de descanso. Hay muchísimo material en línea y gratuito, con diversas teorías para mejorar en los tres aspectos, que puedes adoptar de acuerdo a tus necesidades y tus gustos.

Para mí la clave es tener una rutina diaria incorporada, en base a hábitos saludables, y descartar en lo posible los hábitos no saludables, como fumar. Los hábitos son acciones que hacemos de forma automática, sin esfuerzo. Al principio sí lleva un esfuerzo crear el hábito, pero luego de incorporado definitivamente, nos permite ser constantes y disciplinadas, reservando nuestra fuerza de voluntad para otras actividades que queramos hacer.

2.- Mental

A primera vista, relacionamos la mente con los pensamientos. Si profundizamos podemos distinguir de fondo, creencias, valores y deseos. Las creencias son opiniones y convicciones que sostenemos como verdaderas sin cuestionar. Los valores representan el conjunto de virtudes humanas que consideramos importantes para la vida. Los valores y creencias pueden provenir de pensamientos que se formaron muy temprano en la infancia, y que pueden o no adaptarse a nuestra situación actual. Si estamos abiertas a rever creencias que nos limiten, podríamos lograr un mayor bienestar.

A nivel más superficial, nuestros pensamientos pueden crear metas, de acuerdo a nuestros deseos y objetivos, dirigiendo así nuestro enfoque, de manera lógica y lineal, como funciona nuestra mente. Nos favorece a nivel mental, tener metas claras, estar organizadas, y mantener a la mente estimulada: aprendiendo nuevas habilidades, aplicando soluciones creativas a problemas recurrentes y cambiando el foco en las posibilidades y oportunidades.

3.- Emocional

Las emociones son gatilladas por determinados acontecimientos. Son reacciones automáticas a sucesos inesperados. Si una emoción permanece en el tiempo, puede convertirse en un estado de ánimo.

Las emociones y el estado de ánimo que tengamos nos predisponen a la acción de determinada forma, abriendo o cerrándonos posibilidades. No es lo mismo emprender una tarea desde la resignación, que desde la ambición.  O tener una conversación con alguien desde el resentimiento, que desde la paz y la aceptación. Pero esas emociones y estados de ánimo no son casuales, tienen una interpretación detrás.

La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer nuestras propias emociones y las ajenas, de motivarnos y de liderar las emociones, en nosotros mismos y en nuestras relaciones.

Nos puede ayudar tener un momento de autorreflexión, llevando un diario en el que registremos por las noches nuestras experiencias y cómo nos hicieron sentir. Con la asistencia de un Coach, se puede hacer la reconstrucción lingüística de las emociones para salir de espacios de sufrimiento y ver posibilidades de acción.

4.- Energético o Espiritual

La dimensión espiritual es relacionada por algunos con la fe y la religión, por otros con la energía cuántica proveniente del universo, que interactúa con la mente. Cualquiera sea la forma en que elijamos verlo, lo importante es la conexión que tengas con ella, el fluir libre de la energía a través del cuerpo físico, mental y emocional sin bloqueos, de forma de lograr la armonía en todo nuestro ser.

Algunas prácticas que puedes incorporar para mejorar tu dimensión espiritual son: la meditación diaria, puede ser guiada o no, hay aplicaciones gratuitas de celular, para todos los gustos, desde 5 minutos, en base a respiraciones o con explicaciones; el Reiki o la acupuntura permiten abrir los canales de energía; estudiar acerca de la conciencia, religión o filosofía; orar o hacer un retiro silencioso en la naturaleza.

5.- Social

Somos seres sociales, necesitamos de una buena interacción con los demás, en base al respeto mutuo y contando con habilidades de comunicación efectiva, como son la escucha activa y el habla responsable. Si sacrificas el tiempo dedicado a tu familia o amigos, por objetivos exclusivamente laborales o individuales, finalmente tus relaciones se verán resentidas y no lograrás disfrutar de una vida plena.

En la Guía definitiva para organizar tu tiempo en 5 pasos, que puedes descargar en forma gratuita en www.siendomama.com, te invito a definir tus roles (Ej. mamá, mujer, amiga, empleada, etc) para lograr el equilibrio en todos los ámbitos de tu vida.

6.- Material

En lo personal, adhiero a la frase que me decía mi padre “No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita”. Pero para saber cuánto necesitamos, tenemos que tener un presupuesto o un plan financiero, en el que de acuerdo a nuestras prioridades y objetivos, podamos organizar nuestros ingresos y egresos, de forma tal que el dinero represente en nuestra vida simplemente un medio para lograr cosas más importantes, y no un fin en sí mismo. Tener libertad financiera nos permite, a su vez, tener libertad sobre nuestro tiempo y nuestra energía.

Separé las dimensiones para su análisis, pero están íntimamente conectadas. Tomarnos el tiempo para cuidar de nosotras mismas en su conjunto puede abrir canales de energía. Estas conexiones abiertas y claras equivalen al flujo de energía activa a través de todas las capas de nuestro ser, lo que crea una vida vibrante, espiritualmente conectada, mentalmente estimulada y centrada emocionalmente. Y todo ello se derramará en nuestra familia y todos lo que pasen a nuestro alrededor. Al final del día, todos buscamos más amor, conexión, alegría, salud y satisfacción. Encontrar formas de ejercitar cada una de tus dimensiones regularmente te ayudará a cultivar más de lo que buscas.